Medicina Funcional Digestiva

 

    En los últimos años los médicos hemos asistido a una revolución en nuestro conocimiento del ecosistema intestinal y de las consecuencias de su desequilibrio. Estos conocimientos, sin embargo, quedan circunscritos a publicaciones médicas en inglés y en francés, y aún no se han abierto paso en nuestras facultades de medicina y en nuestros hospitales. Mucha gente ha oído hablar de los probióticos, y poco a poco se empiezan a recomendar también a la Seguridad Social, pero hoy sabemos que el ecosistema intestinal es mucho más complejo, y los problemas de salud que puede generar mucho más profundos, de lo hubiéramos imaginado hace unos años.    

    El intestino es nuestra mayor superficie de contacto con el medio exterior. Es la parte del cuerpo con mayor densidad de ganglios linfáticos, el espacio donde nuestro sistema inmunitario aprende a reconocer y reaccionar a los patógenos externos. Es el órgano que determina la posibilidad de absorber, o no, los nutrientes y micronutrientes que hacen funcionar nuestro organismo. Es también el lugar donde se fabrica la práctica totalidad de nuestra serotonina, y de esta manera condiciona nuestro estado anímico.      

    Mantener el intestino en buenas condiciones nos aparece, en el estado actual de nuestro conocimiento, como un requisito indispensable para poder disfrutar de una buena salud.